Cultivamos estos rabanitos, Raphanus sativus, por sus llamativas raíces. Rojo por fuera, muy redondo, del tamaño de una pelotita de ping pong y radiantemente blanco por dentro, es refrescante, ligeramente picante y muy crujiente… con su colorido alegra nuestras ensaladas.
Su cultivo ha sido relativamente fácil y rápido, pero hemos tenido que retirar piedras y hierbas, rastrillar la tierra a menudo para favorecer su desarrollo y proporcionarle una humedad constante sin encharcarlos.
Mientras los estábamos criando hemos tenido que enfrentarnos a babosas, caracoles y mildiu. El pulgón lo hemos controlado con alcohol de ajo. ¡Y lo hemos superado!
Por fin ha llegado el momento justo de recolectarlos y están listos para enviártelos a casa desde nuestra finca Guara Bio.
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Para llenar una ensalada de frescura y vida, y al mismo tiempo obtener grandes beneficios para tu salud, corta unos rabanitos, añade ensalada mezclum, queso fresco, maíz dulce y una vinagreta de mostaza y miel: estará delicioso.
Y con solo aliñarlo con un poco de sal y aceite de oliva tendrás listo un saludable aperitivo veraniego. Si lo prefieres puedes hacer con ellos une ensalada cremosa,
Cortado en finas láminas o rallado será un fresco complemento de cualquier bocadillo. ¿Qué tal de pollo?
Los rábanos no se pelan. Se lavan bien y se emplean enteros, en cuartos, laminados o rallados. Pero si no te gusta su sabor ligeramente picante puedes retirarle la piel, ya que ahí es donde se encuentran los compuestos de azufre (glucosilonatos) responsables de ese sabor característico.
Las hojas del rábano pueden aprovecharse también para hacer un puré o una crema con otras verduras.
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Son muy ricos en Vitamina C y con su poder antioxidante pueden contribuir a inhibir las células cancerosas. Además, tienen propiedades diuréticas (un 80% es agua) y mejoran la digestión al favorecer la flora intestinal. Pocas calorías, mucha fibra, potasio, calcio, magnesio y vitaminas.
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