Su color es variado y depende de su origen botánico. Dominan los tonos amarillos ocres y anaranjados, pero también hay granos verdosos, púrpuras o blanquecinos.
Su sabor también viene condicionado por su origen floral, pero generalmente es ligeramente dulce, con notas florales, terrosas y a veces amargas.
Tiene un aroma floral con notas terrosas y matices herbáceos y frescos.
Es recolectado laboriosamente por las abejas obreras, que lo recogen tras horas de vuelo de flor en flor. Utilizan sus patas delanteras y mandíbulas para cepillar el polen de las anteras de las flores, luego lo mezclan con un poco de néctar y saliva, formando bolitas compactas. Estas bolitas son almacenadas en estructuras especiales llamadas "corbículas" o cestas de polen, ubicadas en las patas traseras de las abejas. Después, las transportan de regreso a la colmena, donde el polen es utilizado como alimento rico en proteínas para las larvas y las abejas adultas.
Los apicultores colocan trampas en la entrada de las colmenas que permiten recolectar una pequeña porción del polen que transportan sin dañar a las abejas.
Su único tratamiento es calentamiento a menos de 45º C. Este límite de temperatura se establece para evitar la destrucción de las enzimas, vitaminas y otros compuestos bioactivos que son sensibles al calor. Al mantener la temperatura por debajo de 45ºC, el polen conserva sus beneficios antioxidantes, antimicrobianos y antiinflamatorios, su sabor y aromas. Este tratamiento suave asegura sus valores nutricionales y sus virtudes terapéuticas.
Leer más
Se puede consumir una cucharadita al día, preferiblemente en ayunas, para maximizar su absorción. Puedes añadirlo a yogures, batidos, ensaladas o cereales.
También puedes dejarlo macerar durante unos 15 minutos en líquidos endulzados, fríos o tibios. No lo disuelvas en líquidos calientes ya que el calor puede afectar a sus principios activos más sensibles.
Leer más
El polen contiene hasta un 25-30% de proteínas, incluyendo todos los aminoácidos esenciales y es rico en vitaminas del grupo B (especialmente B1, B2 y B6), vitamina C, D y E. Por eso aumenta la energía y vitalidad.
Contiene minerales como el hierro, zinc, magnesio, y valiosos antioxidantes (flavonoides, carotenoides, y polifenoles.) Todo ello hace que su consumo refuerce el sistema inmunológico y las defensas.
Los aminoácidos y vitaminas ayudan a equilibrar el metabolismo y las enzimas y fibras del polen apoyan una digestión saludable.
Leer más