El pepino es un vegetal refrescante y muy hidratante, compuesto en su mayor parte por agua (alrededor del 95%). Tiene un sabor suave, fresco y ligeramente acuoso. En algunos casos, puede tener un leve amargor, especialmente cerca de la piel o en los extremos del fruto.
Su alto contenido en agua le confiere una textura crujiente y refrescante.
Por su capacidad de refrescar y calmar la piel, se usa en tratamientos de belleza como mascarillas faciales para reducir la inflamación y la hinchazón de los ojos.
Aunque comúnmente se considera una verdura, botánicamente el pepino es una fruta, ya que proviene de la flor y contiene semillas.
Los pepinos ecológicos se cultivan sin el uso de pesticidas o fertilizantes químicos sintéticos, lo que significa que tienen menos residuos tóxicos. Esto es especialmente relevante si los consumes con piel, ya que es donde suelen acumularse los químicos en los cultivos convencionales.
Los pepinos convencionales a menudo se recubren con cera sintética para prolongar su vida útil y darles un aspecto brillante. Los ecológicos, en cambio, no tienen este recubrimiento.
Pueden tener un perfil nutricional más alto, con más antioxidantes y micronutrientes. Además, los pepinos ecológicos tienden a tener un sabor más auténtico y fresco, ya que se cultivan en suelos más saludables y con ciclos de crecimiento más naturales.
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Se puede preparar de forma rápida y sencilla. Solo tienes que pelarlo y cortarlo en cubos, rodajas o incluso rallarlo. Es aconsejable eliminar la parte central hecha de semilla para contrarrestar un cierto amargor.
Para suavizar su sabor, pélalo, córtalo en rodajas y sálalo, dejándolo reposar durante media hora al menos. Lávalo y aderézalo con vinagre y aceite.
Solo, en ensalada, en gazpacho, las preparaciones son numerosas y variadas.
También puedes hacer un tzatziki: pela un pepino, quita la parte central con las semillas, pícalo o rállalo, échale sal y déjalo reposar media hora o más en un colador (escurrirá el agua); Después haz una mezcla con dos yogures griegos, un diente de ajo picado, una cucharadita de perejil y otra de eneldo picado, un chorro de limón, otro de aceite de oliva, otro de limón, sal y pimienta.
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Es un vegetal muy bajo en calorías, que se compone de más del 96% de agua. Esta riqueza en agua lo convierte en la hortaliza ideal para calmar la sed, que hidrata el organismo y es perfecta para sobrellevar el calor del verano.
Esta verdura crujiente y fresca también es muy rica en minerales y oligoelementos.
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