Las naranjas de zumo se distinguen por tener una pulpa más jugosa y, generalmente, una mayor cantidad de líquido. Por eso son las mejores para exprimir.
Otra característica distintiva es que estas naranjas suelen tener más semillas que las de mesa.Pero eso no es un problema porque el filtro del exprimidor impedirá que se cuelen en tu vaso.
Su piel es más gruesa y resistente en comparación con las naranjas de mesa, lo que las protege durante el proceso de extracción del jugo.
Aunque pueden ser más pequeñas y menos dulces que las naranjas de mesa, su sabor equilibarado ácido-dulce produce zumos frescos y deliciosos.
Conviene elegir naranjas de zumo ecológicas porque su zumo contiene un 20% más de vitamina C, se ha cultivado sin contacto con sustancias químicas y no se ha tratado con etileno para acelerar su maduración, ni se encera para darle brillo, a diferencia de las naranjas convencionales.
¿Están justificadas las prisas por beberse rápido el zumo de naranja para que la vitamina C no se esfume? Que no cunda el pánico: ¡tienes hasta 12 horas para tomarte el zumo! La vitamina C permanece a temperatura ambiente sin alterarse durante mucho tiempo.
Las naranjas deberían figurar en la dieta de todos, pero convienen especialmente a quienes se encuentran bajos de defensas. Solo deben ser prudentes con su consumo quienes padecen acidez estomacal y en general, los estómagos muy delicados, ya que pueden enlentecer la digestión.
Cuídate con un buen vaso de zumo de naranja eco: es un estupendo regalo que puedes hacerte en cualquier momento del día. Sus nutrientes, minerales y vitaminas te proporcionarán placer, frescura y alegría de vivir.
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La mejor forma de disfrutar del aroma y delicadeza de la naranja es tomándola al natural, como fruta de mesa, o en zumo. Pero también da mucho juego en la cocina donde puede aportar su sabor único y refrescante a multitud de recetas.
La ralladura de la piel de naranja puede utilizarse igual que la de limón, en muchas recetas.
Van genial con especias como la canela, el cardamomo o el jengibre y combinan también muy bien con el chocolate amargo.
Gracias a su ácido cítrico, en una macedonia impedirán que otras frutas como el plátano se ennegrezcan y aportarán jugosidad y textura.
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Este cítrico te proporciona toda la vitamina C que necesitas cada día. Es esencial para blindarte frente a las infecciones, resfriados y gripes, favorece la absorción del hierro, el calcio y el fósforo y posee propiedades antioxidantes. También necesitamos vitamina C para reponernos en situaciones de estrés.
Son antivirales, antibacterianas, y retrasan el envejecimiento neutralizando la acción de los radicales libres. También mejoran la producción de colágeno, que aporta a tu piel elasticidad.
Por su efecto antioxidante algunos estudios la relacionan con la reducción del riesgo de padecer determinados tipos de cáncer (colon, estómago…) ya que esta fruta impide que los nitritos aportados por otros alimentos se transformen en nitrosaminas cancerígenas.
Son muy depurativas, estimulan las funciones del hígado y los riñones y favorecen la eliminación de ácido úrico.
Sus flavonoides colaboran con las vitaminas en el refuerzo del sistema inmune.
La fibra confiere a la naranja propiedades digestivas y son carminativas, así que mejorarán tus problemas de gases o hinchazón.
La pectina ayuda a bajar los niveles de colesterol en la sangre.
Por su riqueza en magnesio, que fluidifica la sangre y evita la formación de coágulos, protege del riesgo de sufrir trastornos cardiovasculares y derrame cerebral.
También son ricas en tiamina y ácido fólico, dos vitaminas del grupo B esenciales para la salud del sistema nervioso.
Es rica en azúcares de absorción rápida por lo que resulta excelente si realizas actividades deportivas.
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