De color purpura característico, zonas de coloración naranja, amarilla o verdosa. Tienen una piel gruesa y con lenticelas, una pulpa de excelente calidad, carente de fibras y de color amarillo y un hueso en el interior pequeño, estrecho y alargado.
Su sabor es dulce, recuerda ligeramente al del melocotón y el albaricoque y está embriagadoramente perfumado. Tiene una textura fondante, suave, jugosa y refrescante.
Existen muchísima variedades de mango. El nuestro suele ser Mango Osteen cultivado en Málaga de finales de agosto hasta noviembre. Esta variedad es originaria de Estados Unidos y recibe su nombre de la familia en cuya propiedad de Florida se desarrolló.
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El mango es fácil de pelar pero no de deshuesar, por lo que para extraer la pulpa es necesario cortarlo en dos mitades a lo largo, practicar cortes en forma de rejilla sobre cada mitad y vaciarlo con una cuchara.
Es un acompañamiento excelente en platos con especias tipo currys y de ensaladas. Puedes añadirlo a todo tipo de postres. La pulpa se presta para elaborar deliciosos y aromáticos batidos y helados caseros.
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El mango tiene un gran poder antioxidante, pues posee cantidades significativas de los 3 nutrientes antirradicales libres más importantes: vitaminas C y E y betacaroteno (provitamina A). Mantienen en buen estado las conexiones neuronales y contribuyen al bienestar psíquico. Estos antioxidantes, flavoniodes y compuestos fenólicos (quercetina, isoquercetina, astragalina, fisetina, ácido gálico y metilgalato) también ayudan al sistema inmunitario.
Un solo mango de unos 200 g aporta la cantidad diaria recomendada de vitamina C (unos 60 mg), el 60% de la vitamina A, en forma de betacaroteno y 2,3 g, es decir, el 23 % de la cantidad diaria recomendada.
Con esta composición el mango te ayudará a mantener la salud de tus mucosas, de tu piel, de tus ojos y de tu corazón.
Proporciona el 10% de las necesidades diarias de magnesio y potasio, así que el mango ayuda a prevenir los calambres y la osteoporosis. Estos minerales participan en el control de la presión arterial, favorecen la eliminación de líquidos y el buen funcionamiento de los riñones.
Es muy depurativo, pies los ácidos tartárico y málico que contiene ayudan a contrarrestar el efecto de los residuos metabólicos de naturaleza ácida y fluidifican y alcalinizan la sangre.
Sus enzimas ayudan a asimilar los macronutrientes que contiene, por eso es muy fácil de digerir.
Es rico en hidratos de carbono, pero no aporta tantas calorías como su sabor dulce puede hacer pensar: 100 g contienen solo 65 calorías con una buena dosis de fibra. Tiene un destacado poder diurético y laxante, lo que lo hace indicado para mejorar la digestión y prevenir el estreñimiento.
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