Estas judías son muy finas y tiernas. Las vainas son planas de color verde y de unos 20 cm de largo y 2 ó 3 de ancho. Son tersas y brillantes y las semillas apenas se notan, así que, como verás, las hemos cosechado en su punto.
Estas judías verdes contienen en el interior de la vaina las semillas inmaduras que una vez secas, se consumen como judía blanca.
Para que crezcan así de sanas les hemos dedicado muchos cuidados ya que son una variedad muy frágil. Necesitan sol directo, agua suficiente no en exceso y un sustrato mullido con un acolchado orgánico con el que controlamos las hierbas y mantenemos la humedad y la aireación del suelo. Además necesitan tutores de unos 2 metros para que puedan ir enrollándose en ellos a medida que crecen.
Las hemos sembrado en primavera y es a final de verano, unos 3 meses después, cuando podemos empezar a recolectarlas. Lo hacemos con mucho cuidado para no dañar las ramas, las vainas y las flores más tiernas durante el proceso. Así podremos seguir cosechando judías para llevártelas a casa hasta septiembre.
Originarias de Méjico y Perú, fueron los españoles quienes desde España, extendieron su consumo por Europa, pero como judía seca. ¿Sabías que sólo a partir del siglo XIX se empezaron a consumir las vainas verdes como verdura?
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Se pueden comer salteadas, rehogadas con cebolla y jamón, al vapor, en una ensalada fría o templada, como acompañamiento de cualquier carne o pescado, en tempura, con salsa de yogur o de gorgonzola, con patata y ajo frito, con ajaceite, en una velouté…
De cualquiera de estas maneras conseguirás platos exquisitos, saludables y nutritivos.
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Como la mayor parte de las verduras, contienen mucha agua y pocas calorías.
También son ricas en fibra, minerales (calcio, potasio, fósforo y magnesio) y vitaminas (B2, B6 y C).
Nos ayudan a depurar nuestro organismo y a cuidarlo gracias a sus antioxidantes.
En estas judías frescas, ecológicas y de temporada están presentes todos estos beneficiosos nutrientes.
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