Tiene una textura suave, un aspecto suelto, limpio y cristalino y una blancura inigualable. Es una sal muy ligera y se parte con facilidad. Es muy baja en sodio y bastante rica en yodo, calcio, flúor o magnesio. Es la más apreciada desde el punto de vista gastronómico y tiene el sabor único de las aguas del Atlántico.
La particularidad de esta flor de sal reside en que se extrae de unas salinas marinas mediante sistemas artesanales.
La marea alta trae a las balsas una capa de agua de mar poco profunda, que gracias a unas condiciones meteorológicas de altas temperaturas, suave viento y escasas precipitaciones, se evaporará poco a poco, permitiendo así recuperar los compuestos disueltos en el agua del mar.
Cuando las pozas están casi llenas de sal, y antes de ser vaciadas, en la superficie aparece flotando la delicada ‘Flor de sal’, que se recolectará al amanecer y en días con poco viento, antes de que se precipite al fondo.
La extracción de la sal se inicia a finales de la primavera y, a lo largo del año, se pueden hacer entre tres y cuatro “sacadas de sal”, hasta que bajan las temperaturas o llegan las primeras lluvias del otoño que impiden ya la evaporación.
Leer más
La flor de sal marina es un sazonador delicado y de alta calidad, ideal para realzar el sabor de los alimentos justo antes de servirlos.
Se recomienda utilizarla como toque final en platos como ensaladas, carnes a la parrilla, pescados, verduras al vapor o asadas, e incluso en postres como el chocolate o caramelos, para contrastar sabores dulces.
Por su textura crujiente y su capacidad para potenciar los matices de los ingredientes, debe añadirse al final de la preparación, evitando la cocción para preservar su estructura y sabor únicos.
Leer más
Recuerda que se trata de trata de sal pura, que no ha sido sometida a irradiación, ni tratada con aditivos o antipelmazantes, conservantes o blanqueantes.
Está libre de microplásticos y metales pesados. Se recolecta con útiles de madera y corcho y su packaging es 100% reciclable.
Leer más