Estas delicadas escamas de sal se caracteriza por su pureza y su sabor natural, ya que no contiene aditivos ni conservantes.
Es rica en minerales y oligoelementos, lo que le otorga un sabor suave y único. Tiene una textura de cristales finos muy delicada, en forma de láminas irregulares, que resulta agradablemente crujiente.
La sal se obtiene de un manantial salino natural formado hace más de 220 millones de años. En el Triásico parte de la Península estaba cubierta por el mar de Tethys, un mar que quedó fosilizado dejando en el subsuelo, a 3000 metros de profundidad, una gruesa capa de sedimentos salinos.
Las fuerzas tectónicas que dieron lugar a la formación de los Pirineos, empujaron esta capa de sales hacia arriba y hoy aflora a la superficie en forma de manantiales salinos naturales, que se explotan desde época romana.
El agua salada de deposita en balsas y se evapora por acción del sol y el viento. La flor de sal se forma en la superficie de las salinas durante el proceso de evaporación y se recolecta de forma artesanal. No se lava para que conserve su riqueza en oligoelementos y su brillo natural.
La flor de sal es un condimento versátil que puede dar un toque de elegancia y complejidad a tus platos. Experimenta con ella para descubrir nuevas formas de realzar tus comidas.
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La flor de sal es ideal para finalizar los platos, espolvoreando sobre ellos justo antes de servirlos.
Su textura crujiente y sus cristales finos añaden un toque de elegancia y un ligero sabor salado a platos como carnes a la parrilla, pescados, ensaladas, verduras asadas o incluso postres como chocolate.
La flor de sal puede realzar los sabores de los alimentos sin abrumarlos. Úsala con tomates frescos, aguacates, huevos pochados, o incluso caramelos y chocolates.
En repostería puede añadir un toque de sabor salado y contrarrestar la dulzura en productos horneados como brownies, galletas, caramelo…. La combinación de chocolate y flor de sal es clásica y deliciosa. Agrega un poco de flor de sal sobre barras de chocolate oscuro derretido o sobre chocolate caliente para realzar su sabor y darle un toque crujiente.
Agrega un toque de textura y sabor a tus ensaladas espolvoreando un poco de flor de sal sobre ellas justo antes de servirlas. Combinada con un buen aceite de oliva virgen extra, mejorará los sabores de los vegetales frescos.
Prueba espolvorear un poco de flor de sal sobre frutas frescas como sandía, melón, piña o fresas. La sal resaltará los sabores naturales de las frutas y creará un contraste interesante entre lo dulce y lo salado.
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En primer lugar, es rica en minerales y oligoelementos como el magnesio, calcio y potasio, lo que le otorga un valor nutritivo adicional frente a otras sales refinadas. Su proceso de recolección artesanal y natural, sin ser lavada ni procesada, garantiza la preservación de estos minerales.
Este tipo de flor de sal, al provenir de un manantial salino natural de más de 220 millones de años, es particularmente pura y no ha sido expuesta a procesos de irradiación.
Además, no contiene microplásticos a diferencia de algunas sales marinas convencionales, ya que el agua de estos manantiales no está sujeta a la contaminación oceánica.
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