No te deshagas de los hilillos que lo rodean, pues contienen mucha vitamina B6, antioxidantes, calcio y fibra.
Además es una fuente de carbohidratos (azúcares simples como glucosa, dextrosa y sacarosa) que te proporcionará energía inmediata.
Tómalo después de hacer ejercicio para aumentar la capacidad de resistencia: aporta una excelente combinación de hidratos de carbono y potasio, ambos necesarios para la actividad muscular.
Dentro de los azúcares totales, Ia proporción de los azúcares solubles que presenta el Plátano de Canarias supone también una diferencia cualitativa en su favor debido a un contenido en fructosa significativamente superior al de la banana.
La fructosa proporciona una respuesta glucémica inferior a la de la sacarosa, ya que tiene un índice glucémico (IG) muy bajo lo que implica un menor aumento de glucosa en sangre.
El potasio contribuye también a disminuir la hipertensión arterial y mejora la retención de líquidos y es esencial para compensar el efecto del sodio, demasiado abundante en la dieta de la mayoría de personas.
Es alcalinizante y te ayudará a combatir procesos reumáticos, artritis y gota.
Algunas personas no lo incluyen en su dieta porque popularmente se piensa que esta fruta engorda, pero un plátano pequeño no tiene ni 90 calorías, no tiene grasa ni colesterol.
Su fibra (pectina) aumenta la sensación de saciedad y contribuye a la salud digestiva (3,1 g en un plátano pequeño).
Los antioxidantes presentes contribuyen a combatir el estrés oxidativo.
Bien maduro, calma el estómago, la acidez y el ardor y suaviza la mucosa digestiva inflamada.
El plátano aporta triptófano que nutre tu cerebro y te ayuda a gestionar el estrés.
Si están poco maduros, tienen un almidón prebiótico que alimenta las bacterias que regeneran la flora intestinal, en la cual se fabrica el 90% de la serotonina que produce nuestro organismo. Triptófano y potasio, te ayudarán a combatir la ansiedad, depresión, agresividad, angustia y obsesiones.