Con su aspecto brillante, su sabor dulce y su textura suave y cremosa, la castaña gallega es una de las más valoradas en el mundo por sus características organolépticas.
Su cáscara es de un marrón intenso, con un acabado brillante y vetas características que le dan un aspecto natural y rústico.
La carne es de color blanco cremoso, de sabor dulce, suave y cremoso.
Es un fruto otoñal único y delicioso, para disfrutar de la cocina en recetas tradicionales y modernas.
Por su composición nutricional es saciante, apta para diabéticos, hipertensos y celiacos e ideal para niños deportistas y mayores.
Leer más
La castaña fresca se puede utilizar en guisos tanto entera, para aportar textura, como cortada, para espesar salsas y en asados y rellenos de aves.
Desde la clásica castaña asada hasta una crema de
castañas pasando por marrón glacé, pasteles y tartas hay mil maneras de sacarle el máximo partido posible a esta joya gastronómica.
Te explicamos cómo asar castañas y pelarlas fácilmente:
- Antes de ponerlas a asar, realiza pequeños cortes limpios en forma de cruz en la parte superior de cada castaña para evitar que exploten durante el asado y facilitar el pelado.
- Sumerge las castañas en un recipiente con agua y déjalas en remojo durante 15 minutos. Este proceso ayuda a ablandar la cáscara y la fina piel interior.
- Precalienta el horno a 200 ºC y asa durante 15-20 minutos.
- Las castañas son más fáciles de pelar cuando están calientes.
Una forma más rápida de cocinarlas es en el microondas.
- Haz un corte profundo de lado a lado de cada castaña, que penetre hasta la piel interior.
- Pon una docena de castañas en recipiente tapad y cocina dos minutos y medio a 800W.
- Deja reposar las castañas tapadas durante dos minutos más y pela cuando aún estén calientes.
Leer más
La castaña gallega aporta un 58 % de Omega 3 y un 90 % de Omega 6, lo que la diferencia de otros tipos castañas del país.
También aporta vitaminas y minerales: vitaminas del complejo B, vitamina C, vitamina E, magnesio, fósforo y potasio. También contienen pequeñas cantidades de hierro y zinc.
Son bajas en grasas saturadas y no contienen colesterol. Además, su reducido nivel de fructosa la convierte en ideal para pacientes de diabetes tipo 2, pues ayuda a reducir la cantidad de glucosa en la sangre.
También son una buena fuente de fibra.
A pesar de ser un fruto seco, la composición de las castañas se asemeja más a la de los cereales. Son ricas en hidratos de carbono complejos (casi la mitad de su composición) que nos aportan energía y son absorbidos por nuestro organismo lentamente, de manera que mantienen los niveles de azúcares equilibrados y, disminuyen la sensación
de hambre durante más tiempo. Estos azúcares son de metabolización lenta, por lo que son importantísimos para las personas mayores, los deportistas y los jóvenes.
Además, la cantidad de grasa que contienen es notablemente inferior a la que contienen el resto de los frutos secos. Gracias a estas propiedades y a que su contenido en agua
es cercano al 50%, la castaña es uno de los frutos secos de menor contenido calórico.
Las castañas crudas son ricas en taninos, por lo que
comerlas sin cocinar puede producir molestias intestinales. Si tras la recolección han transcurrido 7-10 días, los taninos ya habrán disminuido y el almidón se habrá transformado en azúcares más asimilables.
Leer más