Las semillas de amapola (Papaver rhoeas) son unas bolitas de color negro o gris azulado.
Tienen un sabor suave y un toque crujiente que marcará la diferencia en tus platos. Son muy populares en la gastronomía de muchas culturas, tanto en panadería (por ejemplo, en panes y bagels) como en postres, ensaladas y platos principales.
Estas semillas son diminutas, pero esconden una gran riqueza: sus múltiples beneficios para tu salud.
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Se pueden usar directamente sobre tus platos ya cocinados o en tus postres favoritos (verduras, cremas, pasta, salteados, ensaladas, zumos, yogures y batidos. …) y por supuesto van genial en todo tipo de repostería: harán magia en tus productos de panadería otorgándoles un sabor delicioso.
Prueba esta de pasta asiática untable a base de 100 g de mantequilla, 25 g de amapola, 10 g de semillas y dos cucharadas de aceite de oliva. Funde todos los ingredientes al baño María y una vez frío añade sal.
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Tienen un gran contenido en minerales. Una cucharada de 10 g 1/4 parte de las necesidades diarias de manganeso, el 16% del cobre que necesitas y aproximadamente el 7% magnesio, fósforo, zinc y hierro. Tienen más calcio y que los productos lácteos, pero como es lógico cantidades más pequeñas. Para que vea 3 cucharadas te aportarían más de la mitad del calcio que necesitas cada día.
Sus antioxidantes y grasas (omega 3,6 y 9) son cardiosaludables y gracias a su fibra mejorará tu salud intestinal.
Tienen solo un ligero efecto tranquilizante ya que los potentes principios activos analgésicos y sedantes que se encuentran en el látex de la cápsula que contiene las semillas se han limpiado para que solo contengan apenas trazas.
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