La granada es la fruta carnosa del granado (Punica granatum).
España es uno de los principales productores mundiales, después de la India e Irán, y el mayor exportador europeo.
Estas frutas son redondas y de tamaño mediano, con una piel tersa, gruesa y coriácea de color rojo vivo con matices marrones.
Partir una granada es como abrir un cofre del tesoro, con sus preciosos y brillantes granos rojos, como rubíes.
Son las semillas o arilos, la parte comestible de la fruta, que están rodeadas por una pulpa jugosa y translúcida de color rojo intenso.
Comer sus granos es una experiencia única, pues al masticarlos estallan en la boca inundándola de un jugo agridulce, entre ácido y dulce, refrescante y afutado.
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Los brillantes granos carmesíes de las granadas son excelentes para decorar ensaladas (combinan muy bien con las hojas amargas, como la escarola o la endibia) o coronar un postre, un helado…
A los niños les encanta en macedonias y también puedes incorporar sus granos a tu muesli.
Una forma fácil de desgranarla consiste en partirla en dos, apretar cada mitad un poco para que se aflojen los granos, y golpear la piel para que se vayan desprendiendo.
La piel amarga y blanca que separa los granos es la que contiene más componentes activos: ácidos fenólicos, flavonoides, taninos hidrolizables y punicalaginas. De ahí que si la haces en zumo, incluyendo la piel, el mesocarpio y los arilos del fruto, sea súper terapéutico.
Basta con cortar la fruta en dos y exprimirla como una naranja, en el exprimidor.
Este zumo sirve para preparar salsas, helados o gelatinas con agar-agar.
Reduciendo al fuego una mezcla de zumo de granada con azúcar y un poco de zumo de limón obtendrás granadina, que se puede tomar como refresco, diluida con hielo en granizado, o emplear para regar macedonias o postres y ensaladas.
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La granada es una fruta de muy bajo valor calórico debido a su escaso contenido en hidratos de carbono (17%).
El componente mayoritario es el agua (80%) y, en cuanto a nutrientes, destaca su aporte de potasio (259 mg), vitamina A (5 mcg), calcio (3 mg) y fósforo (8 mg).
Es la fruta que tu cuerpo necesita para mantenerse sano cuando llega el frío.
Su riqueza en fitoquímicos como flavonoides, antocianinas y elagitaninos es bien visible, pues la mayoría de estas sustancias son pigmentos naturales que protegen la planta de la luz ultravioleta, las bacterias o los parásitos.
Gracias a estos antioxidantes el zumo de granada está en el podio de los alimentos “milagro” junto con los arándanos o el té verde, al que triplica en concentración de antioxidantes..
Beber un vaso diario de zumo de granada reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, protege tejidos y órganos frente a enfermedades degenerativas y tiene un efecto preventivo de determinados tipos de cáncer.
Los taninos, de efecto antiinflamatorio sobre la mucosa digestiva, la hacen indicada para la diarrea.
Y su ácido cítrico desinfecta, alcaliniza la orina y potencia la acción de la vitamina C.
También contiene pectina, una fibra soluble que participa en su efecto depurativo.
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