Estas coles se llaman "de Bruselas porque su cultivo se documenta por primera vez en Bélgica, en 1597.
Son verduras que conviene consumir en invierno (están en temporada de noviembre a enero) por su extraordinaria riqueza en nutrientes y vitaminas. Son pequeñas y compactas, con un color verde intenso y un sabor suave y ligeramente dulce. Saben especialmente más dulces después de las primeras heladas.
También tienen un toque amargo debido a su alto contenido en glucosinolatos. Cuando los digerimos la transformación de estas sustancias produce un efecto superbeneficioso en nuestro intestino y en el sistema inmunitario.
Cultivadas de manera ecológica, estas coles no contienen pesticidas ni químicos, y preservan todas sus propiedades nutritivas.
Quizá no les gusten a los niños debido precisamente a ese matiz ligeramente amargo. No pasa nada. De mayores las apreciarán
Las coles de Bruselas Eco son perfectas para aquellos que buscan una alimentación saludable y respetuosa con el medio ambiente. ¡Incorpora estas pequeñas maravillas a tu dieta y disfruta de su sabor y beneficios!
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Puedes disfrutar las coles de Bruselas asadas, hervidas o salteadas.
También si las haces al horno, evitarás que desprendan olores desagradables, mejorará su sabor y su textura y además te quedarán enteras.
Añádelas a tus ensaladas, guisos o simplemente como acompañamiento de tus platos principales para darles un toque nutritivo y delicioso.
También puedes separar sus hojas y dorarlas en la sartén: verás qué aperitivo tan diferente!
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Las coles de Bruselas son ricas en vitamina C, vitamina K, y fibra. Nos protegen de los resfriados, las infecciones gripales y nos ayudan a contrarrestar los efectos de los agentes cancerígenos. También contienen antioxidantes que ayudan a combatir los radicales libres.
Cuando las digerimos la transformación de sus glucosinolatos produce un efecto beneficioso en nuestro intestino y en el sistema inmunitario.
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