El tofu es un alimento de origen vegetal, elaborado a partir de las semillas de soja, agua y un agente coagulante. Tiene una textura similar al queso fresco y es un producto básico en muchas cocinas, especialmente en la asiática.
El proceso de fabricación del tofu comienza remojando las habas de soja, que luego se trituran y se mezclan con agua. Esta mezcla se cocina para formar una leche de soja. Después, se le añade un coagulante para que la leche de soja se solidifique. En este caso, el coagulante es nigari ecológico, una sal natural rica en cloruro de magnesio que proviene del agua de mar. La mezcla coagulada se prensa para eliminar el exceso de líquido, formando bloques sólidos de tofu.
Su proceso de coagulación usando nigari es tradicional, lo que da al tofu una textura más firme pero cremosa y rica en minerales, en comparación con otros métodos de coagulación.
Su sabor natural es muy neutro e insípido, con un toque salado y mineral que proviene de la sal rosa del Himalaya.
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Para mejorar su sabor y textura, el tofu se puede marinar antes de cocinarlo, lo que le permite absorber mejor los sabores. Algunas ideas incluyen marinados con salsa de soja, jengibre, ajo, y aceite de sésamo.
El tofu puede cocinarse a la parrilla o a la plancha, d emodo que puede quedar crujiente por fuera y suave por dentro.
En cubos o rebanadas, frito o salteado, adquiere una superficie dorada y una textura más firme.
también se puede hacer al horno con especias o salsas para que se impregne de sabor.
En sopas o guisos aporta proteínas y absorbe el sabor del caldo o los ingredientes con los que se cocina.
Como es muy versátil, combina bien con verduras salteadas (brócoli, espinacas, zanahorias, calabacín), salsas y aderezos como salsa de soja, miso, curry, o tahini, cereales (arroz, quinoa o fideos) y frutas y frutos secos en ensaladas 8aguacate, mango, nueces…).
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La soja es la legumbre con mayor cantidad y calidad de proteínas que se conoce. De ahí que el tofu cada vez goce de más popularidad y no solo entre los que siguen una dieta vegetariana o vegana.
De hecho, de sus proteínas el cuerpo puede asimilar la mayor parte gracias a su combinación de aminoácidos esenciales. Una ración cubre una tercera parte de tus necesidades diarias de calcio y hierro. Además, aporta una buena dosis de magnesio y fósforo, y de vitaminas del grupo B.
Como apenas contiene grasas ni hidratos de carbono, es ideal para dietas bajas en calorías o cetogénicas. Tampoco contiene colesterol.
Por eso, es un alimento adecuado para tu si llevas una dieta vegana, eres muy deportista, quieres cuidar la línea y el corazón.
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